martes, 22 de diciembre de 2009

Bye, bye, UPyD

Celebrado ya su primer Congreso, UPyD es más que nunca el partido de Rosa Díez, pero sólo eso. El coste pagado ha sido que, en un partido que en junio dicen que tenía 5.586 afiliados, en la Asamblea este fin de semana sólo han votado 1.811. Las bajas de hecho han sido numerosísimas. Algunos, entre los que me encuentro yo mismo, hemos sido expedientados y así han evitado que interviniéramos en los debates. Nuestro pecado fue plantear posiciones diferentes a las del aparato, poniendo en grave riesgo la aprobación de las propuestas de la Dirección. Ahora, seguramente muchos de los que aún no nos hemos ido lo haremos y, desde luego, podemos explicar claramente el por qué.

En primer lugar, las ideas que compartíamos los fundadores de UPyD y de su organización precursora, Plataforma Pro, han sido abandonadas. Pero ese abandono creemos que no está motivado por el deseo libre en democracia de los miembros del partido, sino más bien nos parece que por las conveniencias personales y por las ocurrencias de la Presidenta y su entorno. En cuanto a las conveniencias, porque lo que hemos visto nos hace creer que se prima en la organización el servilismo y el culto ciego a la líder. En cuanto a las ocurrencias porque, por ejemplo, se ha pasado casi sin debate de defender la unidad de España a proponer un Estado federal, lo que implicaría romper la soberanía única en favor de los territorios.
En segundo lugar percibimos que los expedientes y las destituciones, a nuestro juicio arbitrarias, han convertido el ambiente de la organización en irrespirable. Quienes hemos aportado ideas y las hemos defendido hemos sido marginados. Recíprocamente, quienes muestran seguidismo ciego e incluso colaboran en la caza de brujas pueden ser promocionados. Una organización así corre el peligro de llenarse de personas con más ambición que ideales y desde luego cercena el debate interno. Desconozco si tendrá recorrido electoral pero estoy seguro de que será intelectualmente estéril, exceptuando lo que puedan dar de sí las sucesivas ocurrencias de un par de miembros de la dirección.
En tercer lugar, porque muchos tenemos la sensación de que UPyD lleva camino de convertirse en un PSOE bis, con sus defectos y alguno más, pero con ninguna de sus virtudes. En este recorrido, alejándose de la transversalidad inicial, muchos de quienes se consideran liberales se han visto defraudados. Algunos de los que nos sentimos socialdemócratas ya no encontramos otras razones para lo que sucede que el historial político personal de Rosa Díez, incluyendo su rotunda derrota el año 2000 ante José Luis Rodríguez Zapatero en su aspiración de llegar a la Secretaría General. Habrá que observar lo que nos deparará el futuro, pero no se puede descartar ver a UPyD llamando a la puerta del PSOE, especialmente si se produjese la retirada de ZP.
En resumen, nos parece que Rosa Díez no ha dudado en ejercer toda su influencia dentro y fuera del partido para no estar expuesta a crítica alguna, por muy constructiva que fuese. Creemos que ha confundido en política la fortaleza con la agresividad. El aparato que controla se ha permitido cosas nunca vistas en democracia. Baste recordar que tres de sus compañeros de lista formaban parte de la Comisión Electoral que controlaba las votaciones, bajo las normas por ellos mismos redactadas. Quien actúa así gobernando un partido creemos que no merece participar en el gobierno del Estado. Desde luego, que no cuenten con muchos de nosotros para contribuir a ello, ni para formar parte de una organización que funciona así. Creo que está explicado.
Javier Carroquino Oñate
Ex-Miembro del Consejo Político Fundacional, cabeza de lista al Congreso en las elecciones generales 2008 y ex-Coordinador en Aragón de UPyD