lunes, 20 de octubre de 2008

Crear problemas donde no los hay


(Publicado en El Heraldo de Aragón 28/10/2008)

Si algo no necesitamos es crear problemas donde no los hay, pero esto es lo que parece que quieren hacernos con la futura ley de lenguas de Aragón. Entre los partidos nacionalistas y los que juegan a serlo, ya han conseguido que algunos estén discutiendo si es catalán o si es una modalidad aragonesa lo que en parte de la franja oriental de Aragón se habla. No es asunto del debate político pronunciarse acerca de ello. Si acaso serán los lingüistas quienes podrán decirlo, pero en todo caso los políticos deberíamos abstenernos de inmiscuirnos en los sentimientos de las personas y lo más sensato es dejar fuera de las leyes aquello que es innecesario legislar y que sólo conseguiría molestar a una parte de los hablantes. El problema de fondo es que los nacionalismos han hecho de la lengua su principal caballo de batalla. Por unos se ve el reconocimiento del catalán en Aragón como una alienación ante el expansionismo del nacionalismo catalanista. Por otros se considera imprescindible como un episodio más de la emancipación aragonesa como una nacionalidad, que necesita una diferenciación lingüística que la fabla por sí sola es incapaz de proporcionar.

Luego discutirán sobre cómo de grande es la zona de influencia de cada lengua en Aragón. Marcar límites para el español, la fabla y el catalán es un problema que a buen seguro no hay forma de resolver sin dejar descontentos a casi todos. Eso sin contar con que cualquier mapa que se trace no será estable en el tiempo, ya que los vaivenes políticos propiciarán tensiones con toda seguridad. Después vendrán la inmersión lingüística y sus conflictos. Tarde o temprano, con la excusa de la protección de las variedades minoritarias, se abrirá la puerta a la imposición. Las personas y en especial los niños tendrán que ceder en sus derechos en beneficio de unas lenguas que recibirán mucha mayor protección que ellos. Y al final, no les quepa duda, la ley que pacten los partidos y la aplicación que nos impongan será mucho peor para casi todos los ciudadanos que la realidad que ahora vivimos.

Desde que tenemos en España la democracia, han convido entre nosotros las diferentes lenguas con naturalidad en la calle. Es cierto que en Aragón la única lengua oficial es el español o castellano, pero eso no tiene nada de extraño, simplemente porque es la lengua común, que todos conocemos. Y eso es bueno. Convertir en oficiales la fabla y el catalán, como ahora se pretende, no aportaría beneficios a los ciudadanos aragoneses. La cooficialidad generaría unos sobrecostes y unas complicaciones que todos sufriríamos, primero en nuestro bolsillo y después en nuestro trabajo, muy especialmente los funcionarios públicos. La apuesta lógica a estas alturas del siglo XXI no puede girar en el viejo binomio lengua-territorio. En una sociedad moderna, con leyes orientadas a los derechos ciudadanos y donde disponemos de una herramienta de comunicación común para todos nosotros, el progreso y el bienestar se garantiza manteniendo la oficialidad única del castellano o español en Aragón y considerando las demás variedades lingüísticas aragonesas como lo que son, lenguas vivas que se usan libremente por quienes así lo desean.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Crear problemas donde no los hay, o el arte d ela política. No mas tienes que mirar alrededor y la cantidad de asuntos artificiales que se crean por los profesionales de la políticas. De qué vivirían la mayoría sino que alimentándose de las ubres del Estado... hay ejemplos, nada más tienes que abrir los ojos y observarl. Limitación de mandatos YA...

Anónimo dijo...

A ver, entonces: los bienes de la Franja llevaban un siglo, año arriba, año abajo en Lleida, sin que nadie se quejara; ergo, solicitar su devolución desde hace diez o quince años es, desde ese preciso momento, crear un problema donde no lo hay.

La immersión en lengua catalana lleva practicandose desde la Transición sin que nadie haya decidido plantear una campaña de movilización contra esta situación hasta hace cuatro días. Sacar adelante dicha campaña es crear un problema donde no lo hay.

Solicitar la retirada de simbolos franquistas, es decir, fascistas, de las calles (lease estatuas ecuestres, nombres de calles, etc.) es una patochada que arranca en la segunda mitad de los noventa de la mano de cuatro historiadores y cuatro lunaticos de movimientos sociales. Eso es, también y por supuesto, crear un problema donde no lo había.

Por la carga emocional y de sentido común, no hablaré ni de las fosas comunes ni de la consideración de las victimas del terrorismo.

Pero en el resto, estoy completamente de acuerdo contigo, Javier: pedir los bienes, acabar con la imposición lingüística en Cataluña, eliminar los símbolos de una dictadura fascista o proteger legalmente el patrimonio lingüístico aragonés, es crear problemas donde no los hay. Claro que sí.

Javier Carroquino Oñate dijo...

No Anselmo, no hagas demagogia. Lo que crearía problemas donde no los hay es una ley de lenguas innecesaria y desacertada. Como la gran mayoría de las iniciativas políticas de los nacionalistas excluyentes allí donde gobiernan o donde son objeto de seguidismo por los barones regionales de los partidos nacionales.

Anónimo dijo...

El lemita os lo habeis inventado vosotros. "Una ley de lenguas innecesaria y desacertada". Y me pregunto yo, ¿cómo podría ser acertada nunca si es innecesaria? Si esa es la trampa que propones, vale.

Pero la cosa es que es necesaria porque los hablantes de lenguas minoritarias de Aragón han transigido con no tener regulación para su uso admninistrativo, educativo, etc. por el miedo que les (nos) producía el ser asimilados al nacionalismo o a ciertas posturas maximalistas.

Pero ya está bien. Vamos para la segunda generación criada en democracia, sin que los derechos -enunciados por la UNESCO, garantizados en teoria por el estado- a utilizar la lengua materna, siquiera de forma parcial, en educación, medios de comunicación públicos, etc. se vean reconocidos. Es decir, si yo soy hablante materno de catalán, ¿por qué con mis impuestos he de pagar colegios bilingües franceses, ingleses e incluso alemanes o italianos en Aragón y no tengo ese mismo derecho en mi Franja natal a tenerlos en catalán?

No soy nacionalista, ni próximo al PSOE, y sin embargo, es demagógico que desde mis dereechos individuales como contribuyente y ciudadano exprese que me parece logico enfrascarnos en un pleito con Cataluña por los bienes, limitar el uso del catalán en las aulas y disminuir la inspección educativa en la comunidad vecina, eliminar los simbolos fascista y prestar servicios y reconocer los derechos individuales de los hablantes de aragonés y catalán en Aragón. Amén que las lenguas y sus variantes son objeto de protección en las leyes de patrimonio cultural española y aragonesa.

Javier, no sé si serás hablante de lengua minorizada. Pero te digo que resulta incomparable -y no me imagino el esfuerzo mental que conlleva hacer esa comparación- la situación de nuestras lenguas minoritarias en Aragón con la del vasco o el catalán en Cataluña. Y si la normalización y promoción de su uso acabara por ser excesiva, cosa que dudo, se hace como ha hecho con el valenciano en fechas recientes el PP en Alicante.

Pero considerar que no hay un problema en Aragón que hace necesaria una ley de lenguas es vivir de espaldas a la realidad, en el supuesto, eso sí, de que nos importe la pervivencia de este patrimonio. Al aragonés le quedan entre 5 y 15.000 hablantes, y cuatro días de vida, con una tasa de transmisión generacional del 20%. Para el catalán de Aragón, la situación es levemente mejor, con una tasa del 70%, pero decreciendo.

En ese sentido, me da lo mismo que la catedral se vaya a caer en 15 que en 50 años, pero si no hacemos algo se caerá. Con la Seo se hizo, se tardaron 24 años, pero se hizo. Pues esto también es patrimonio. Y el patrimonio, como hecho cultural y comunicativo, no basta con investigarlo: hacer 40 estudios de ermitas romanicas no basta para evitar que se caigan: hay que legislar para que se protejan, restaurarlas, dotarlas de servicios, facilitar la visita e inscribirlo en la vida social y económica del entorno. Con nuestras lenguas, lo mismo.

De verdad, que como persona moderada, preocupada por el patrimonio, hablante materno de catalán, alejada de extremismos y de los sujetos colectivos de derechos, esperaba otra sensibilidad de un partido que nace para romper la lógica de la amenaza, de la imposición, etc. Entre vosotros y Apudepa, voy de decepción en decepción.

Javier Carroquino Oñate dijo...

Abselmo, dices: " Y me pregunto yo, ¿cómo podría ser acertada nunca si es innecesaria? Si esa es la trampa que propones, vale."

Te equivocas. ¿No se te ocurre nada que puede ser acertado pese a ser innecesario? Hay millones de cosas, piénsalo.

Tampoco estamos en contra de que se restauren los edificios románicos, muy al contrario, pero nos opondríamos a que se nos obligara a construir nuestras nuevas casas en ese estilo.

Anónimo dijo...

Lo innecesario siempre tiende a ser desacertado.

Alquézar o Albarracín han obligado a construir en el estilo del siglo XV-XVI en sus cascos urbanos.

Si esa es tu forma de responder toda la argumentación, vuestros debates en el parlamento serán fugaces, aunque mu visuales.

La cuestión con el patrimonio es ponerlo en valor, que esté vivo, y facilitar esto economica y socialmente: ¿queda más clara la analogía?