Nuestra iniciativa está siendo objeto de juicios de intención diversos. No son necesarias especulaciones, nuevamente lo podemos aclarar.
El correo enviado por el Responsable de Organización atribuye la de “proclamarse y promocionarse como candidatos en el futuro Congreso”. Sí así fuera sería completamente legítimo, pero no es esa nuestra intención, como cualquier observador inteligente notará enseguida. Tal como está siendo gestionado el partido internamente, ejercer la crítica, por muy leal y constructivamente que se haga, es garantía de problemas. Difícil camino habríamos elegido para la promoción personal. La prueba de ello es la airada respuesta que hemos cosechado de la dirección. Nos trata como si fuésemos enemigos, cuando lo que somos es compañeros. Tan miembros de UPyD como ellos. Muchos de nosotros desde el mismo día que ellos. Lo que deseamos es que la primera Asamblea General de Afiliados pueda decidir de verdad sobre lo que le compete. Para eso tienen que existir comunicación, información y debate. Nuestra posible presentación de candidaturas será una herramienta para que existan. No queremos que se haga un paquete con nuestra líder, sus personas de confianza, las ponencias redactadas por ellos y todo se limite a un plebiscito donde los afiliados tengamos que decir a todo que sí. Más aún cuando la gestión que se está practicando ahora y preparando para elevar a definitiva son muy diferentes de nuestro compromiso fundacional. Estamos preocupados y vamos a defender lo que creemos mejor para nuestro partido: la coherencia con las premisas fundacionales y con nuestro discurso de regeneración democrática. Obviamente estamos en nuestro derecho. Algunos pensamos que tal vez incluso en nuestra obligación.
Puede haber quienes digan que nuestra actitud debería ser el abandono. Unos dirían que para no perjudicar. ¿Perjudicar? Tal vez así sería si formásemos parte de un ejército, allí donde las órdenes no se discuten y se contempla la expulsión por fusilamiento en caso de guerra. Pero estamos en un partido político. Quien no entienda que la democracia interna hace fuerte a un partido, que sepa que además es exigida por la Ley. ¿Quién lo perjudicaría? ¿El que ejerce sus derechos democráticos o el que impide hacerlo?
Quiero desmentir también expresamente que nuestra intención sea ni fundar otro partido ni pasar a uno ya existente. En mi caso concreto, son varios los que se han dirigido a mí por si lo deseo. Pero es que nuestro partido es UPyD. No por una adhesión ciega sino porque suscribimos el Manifiesto Fundacional. Tampoco creo que sea acertado decir que, por ejemplo, un liberal no puede estar en UPyD. Sé que hay otras organizaciones que quieren nacer o consolidarse en esa línea ideológica, lo que es muy respetable e incluso deseable. Sin embargo, mientras el Manifiesto Fundacional de UPyD sea respetado (y sólo tiene derecho a romperlo la Asamblea), la transversalidad es posible. Si en esa primera Asamblea nos dotamos de una estructura interna democrática, aunque no nos guste lo que haya hecho la Dirección por el camino, no habrá entonces razón alguna para abandonarlo, ni para que nadie nos diga a ninguno de nosotros que deberíamos irnos.
En resumen, ni tenemos intención de abandonar ahora UPyD ni de perjudicarlo, porque es nuestro partido.
http://estanoeslawebdeupyd.blogspot.com
lunes, 22 de junio de 2009
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