Estimado Sr. Boadella:
No sé si sabrá que participo, junto con otros compañeros, en una iniciativa crítica hacia la gestión interna de UPyD y sobre todo hacia el modelo organizativo al que se está encaminando por obra de su Dirección. He leído un breve escrito suyo y algunas declaraciones en que usted descalifica de forma genérica a quienes ejercemos esa crítica dentro del partido. Ambas intervenciones están siendo utilizadas por la Dirección para justificar la represión de que estamos siendo objeto. Por ello, me veo en la necesidad de escribirle y de hacerlo de forma pública.
Cuando se estaba gestando este partido, sentí gran satisfacción por su presencia y disfruté con sus intervenciones en algunos actos. Llegué incluso a enorgullecerme de formar parte con usted de la lista de fundadores y del Consejo Político que se creó. Ahora, he de reconocer que ha sido triste para mí su posicionamiento, en tanto que supone una descalificación de la actitud crítica que muchos mantenemos. No sé si era su intención referirse a nosotros, ya que simultáneamente ha habido otras actitudes también críticas y también públicas, pero de personas que han decidido abandonar el partido. En uno u otro caso, me parece buena ocasión para referirme a este asunto.
Comprendo perfectamente que usted conozca a los máximos dirigentes del partido, que pueda sentir simpatía o incluso unirle con ellos una amistad. También es lógico que desee lo mejor para una formación política que, supongo que tanto a su criterio como al mío, resulta conveniente o más bien higiénicamente necesaria en España. Sin embargo, le aseguro que las personas que nos hemos unido a las críticas conocemos mejor que nadie lo que está sucediendo en el interior de la organización. Alguno de nosotros ha participado en el Consejo de Dirección, varios hemos sido Coordinadores Territoriales o Provinciales, miembros del Consejo Político y también afiliados de base. Hemos participado en las actividades del partido a todos los niveles, incluido el día a día de las agrupaciones a las que pertenecemos. Desafortunadamente para nosotros, usted dejó muy pronto de asistir a las reuniones del Consejo Político y no ha tenido trato directo con los afiliados en el seno de una agrupación. Digo desafortunadamente por al menos dos razones. Una de ellas es que así conocería, como nosotros, las realidades de que hablamos. Otra es, permítame que lo suponga, que creo que se habría opuesto a lo mismo que nosotros nos oponemos.
Comprendo también que considere posible que algunas personas actúen movidas por intereses externos, opuestos y malintencionados. Sin embargo, he de decirle que no acepto que nadie atribuya a mis actos esa causalidad, ya que no es cierta. Se trataría de un juicio de intenciones, sin ningún sustento real, dado que ninguna prueba puede haber de aquello que es falso.
Cierto es que a muchos nos gustaría que se sumase a nuestra voz, pero nunca se lo pediríamos de forma incondicional, sino siempre sometida al conocimiento y valoración previos de la información que podríamos aportarle. ¿Ha leído usted los documentos que elabora la Dirección? ¿Sabe cómo se han efectuado las purgas? ¿Ha hablado con una sola persona de las poquísimas que han sido elegidas democrátimente para un cargo en UPyD? Solamente como botón de muestra y por lo grotesco que resulta, le diré que la Dirección de nuestro partido ha expedientado a un afiliado octogenario, residente en Brasil, cuya falta mayor que conocemos consiste en ser el padre de otra afiliada también expedientada. En cuanto a la razón por la que nos gustaría contar con usted, guarda mucha más relación con lo que le he comentado que sentimos al verle en los inicios del partido, que con la cantidad de espacio en los medios que pudiera proporcionarnos, ya que de esto último se puede comprobar que no andamos precisamente escasos. Eso sí, seguramente usted conseguiría que las personas que dirigen el partido cogieran el teléfono si les llamase, cosa que hemos de reconocer que no está a nuestro alcance desde hace meses.
En resumen, es usted muy dueño de mostrar su adhesión incondicional a un líder, respaldando hasta las acciones que sus acólitos cometan o incluso perpetren, sin tener conocimiento de las mismas. Permítame sin embargo criticar que lo haga, aunque voy a tener el buen gusto de no establecer comparaciones con casos presentes o pasados donde esa clase de adhesiones políticas fueron perniciosas. Más me sorprende que una persona, que ha sufrido por culpa de un ejercicio autoritario y doctrinario del poder, utilice su crédito social para dar respaldo a un poder ejercido de esa misma manera. Reitero además lo inaceptable de que descalifique a quienes fuimos como usted fundadores de UPyD y de que haga juicios de intenciones tan atrevidos como desacertados. Uno de los precios de estar en el Olimpo consiste en no conocer de cerca los asuntos terrenales. Para el éxito del proyecto inicial que usted y yo compartimos, es lícito y ahora imprescindible ejercer la crítica.
Acerca del consejo que usted da de cortar esto de raíz, no le quepa duda de que la Dirección lo está llevando a cabo desde hace tiempo. Tan profundamente que el campo puede quedar yermo.
Un respetuoso saludo
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